Una frase conocida de Nelson Mandela dice “Si hablas con un hombre en un idioma que entienda, ese mensaje irá a su cabeza. Si hablas a un hombre en su propio idioma, ese mensaje le llegará al corazón”. Un mensaje integral como lo es el evangelio, que involucra tanto la parte emocional, física y mental, debe llegar a nuestros corazones y transformar nuestras vidas. La mejor forma de que ese mensaje nos llegue, es en nuestra lengua materna.
Jesús mismo es un ejemplo vivo de traducción. El texto de Filipenses 2:5-11 nos dice que él siendo Dios, no estimó eso como algo a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo. Él dejó toda su gloria para convertirse en un hombre de carne y hueso, habló el idioma de la gente, vivió como la gente, todo esto para traer su mensaje de salvación de una forma en que todos podamos entender.
A Dios le importan todas las etnias del mundo, asimismo le importan todas las lenguas. En Apocalipsis 7:9 dice que de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas le adorarán delante del trono. Con esta base podemos considerar la traducción de la Biblia es parte vital de la misión de la iglesia.
Existen alrededor de 7,000 idiomas en el mundo, de esos 7,000 alrededor 3,384 idiomas tienen acceso al Nuevo Testamento y algunas porciones de la Escritura en su idioma.
Sin embargo…
Todavía más de 2,000 idiomas, representando alrededor de 170 millones de personas, NO TIENEN NI UN VERSÍCULO TRADUCIDO en su lengua materna y necesitan que se comience el trabajo de traducción.
(Estadísticas por Alianza Global Wycliffe, actualizadas al 1 de octubre de 2019)