Algo más sobre la crisis en Puerto Barra e Ypetimí
- Víctor Gómez
- Ago, 22, 2011
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Todo el mes de julio y un par de semanas de agosto del 2011 fueron muy especiales para el pueblo aché y también para los que estamos involucrados con ellos a través de LETRA Paraguay. En efecto, la crisis espiritual en la que nos vimos envueltos nos afectó prácticamente a todos.
Efectos en los aché
Entre los nativos hubo un resurgir de elementos que parecían haber quedado atrás en su comprensión de lo espiritual. Estos hicieron que un miedo casi rayano al terror se apoderara de dos comunidades aché: Puerto Barra e Ypetimí. En la primera de ellas, seis jovencitas vivieron lo que en algunos círculos se denomina «demonización», situación que se manifestó a través de convulsiones, gritos y forcejeos por parte de las niñas, que tuvieron una reacción inmediata en los nativos. Esta reacción se canalizó mediante oraciones a viva voz, sujeción por la fuerza de las jovencitas, y el resurgir de elementos animistas puros, tales como «empujar» con las manos al espíritu haciendo ruidos con la boca al estilo de quien espanta gallinas en un medio rural argentino o paraguayo.
Pero allí no quedó todo. Las jovencitas fueron interrogadas sobre supuestas actividades del tipo ocultistas que realizaron durante las dos últimas semanas, a lo que éstas respondieron afirmativamente, señalando el entierro de objetos, trozos de papel con mensajes malignos o simplemente con «la marca», que eran dos trazos de lápiz o bolígrafo formando una letra equis. Más adelante, las jóvenes también manifestaron conocer dónde habitaban más espíritus malignos: dos gatos y un perro negro, y un par de árboles en el predio de la comunidad.
Los adultos comenzaron entonces una persecución total a los demonios, llegando incluso a matar a golpes a los gatos y al perro, este último propiedad de los misioneros Fostervold, quienes actualmente están radicados en el pueblo de Naranjal.
Una tarde, al llegar con mi esposa a la comunidad de Puerto Barra luego de la «caza de demonios» vimos que se habían hecho algunas fogatas donde se estaban quemando todos los objetos que contenían «la marca:» agendas, ropas, juguetes, pequeños Nuevos Testamentos de tapas azules impresos por los Gedeones Internacionales, e incluso un libro de los Cuatro Evangelios en Aché!
Efectos en los misioneros
Algunos de los misioneros que vivimos junto a los aché toda esta situación nos vimos en medio de algo que nos inquietó y preocupó: el animismo está aún muy fuerte en el pueblo.
Tengo que confesar que en un principio nos desanimamos mucho al ver a la gente a la que desde hace siete años venimos ministrando en ese estado de euforia y miedo ante el campo espiritual maligno al que parecía no haber fuerza que se le opusiera.
Comprendimos que en momentos de crisis y tensión al ver a sus hijas en un estado de sufrimiento y dolor, los nativos volvían a recurrir a las creencias varias a las que el ser humano se vuelca en estado natural: fórmulas mágicas, poderes y espíritus ocultos habitando en objetos, plantas y animales, llamado a personas que oficien de intermediarios entre la maldad y el espíritu del Ser Supremo. Estos intermediarios podían ser personas de la misma tribu a la que se atribuían dones especiales, e incluso pastores de las más variadas denominaciones con «poderes superiores» para comandar a los varios ejércitos de maldad que estaban operando en las niñas.
En medio de este gran desánimo que nos sobrevino, el Señor me hizo rever la historia del propio pueblo de Israel, que vez tras vez caía en la idolatría como medio para controlar las fuerzas ocultas y para conseguir poder sobre personas e imperios.
Vi claramente en el AT cómo Israel del politeísmo anterior a Abraham pasaron al henoteísmo, es decir, un dios superior que comanda a varios dioses inferiores, pero en última instancia, el politeísmo estaba, al decir de los argentinos, «vivito y coleando.»
¿Cuándo el pueblo se transformó en monoteísta? Recién unos 1.500 años luego del encuentro de Abraham con el Único Dios, Jehová de los Ejércitos.
Ahora bien, ¿todo el pueblo era poli/henoteísta durante ese período de tiempo? ¡Por supuesto que no! Siempre hubo gente fiel y seguidora del único Dios. Pero en general el pueblo era fácilmente manipulable por los líderes de turno, volviéndose a las creencias de todo tipo de imagen disponible. Israel se volvió monoteísta en Babilonia. Allí comprendieron que el Dios de Israel es soberano y estaba dándoles una lección muy dura, una crisis de identidad y de fe, de la que salieron comprendiendo que no hay Dios fuera de Jehová. Entonces en medio de la crisis aché (que según el misionero Bjarne Fostervold la sufrieron varias veces en las cuatro décadas que llevan fuera de la vida silvícola), que nosotros los misioneros los viéramos volcados al animismo y al panteísmo en su forma más simple y pura, no debería ser una piedra de tropiezo o un desánimo de corazón, sino más bien un gran desafío, que debería llevarnos a ser más proclamadores de la verdad bíblica.
En medio del desánimo en el que estábamos, Dios nos envió ministradores. Un día en el que estaba preparando los estudios, recibo un llamado del pastor de la Iglesia de Pilar, Guillermo Solís, quien mirando un señalador con la foto de mi familia, sintió de parte de Dios llamarnos para animarnos y darnos fuerzas. Al relatarle la situación, comprendió que fue un llamado sobrenatural que recibió del Señor para animar a uno de sus obreros.
Otro día, puedo decir el día de mayor desánimo en el que literalmente ansiaba el día en que termine este proyecto (sí, creo que fue una experiencia muy fuerte para todos), recibo un mensaje de un hno. de Asunción que casi no conozco que suele enviarme mensajes devocionales. Pero ese día su mensaje decía literalmente: «La historia es escrita por los que no abandonan! Dios no acepta renuncia! Siga adelante que El está contigo, por eso te llamó! El no abandona a quien llama. ¡Fuerza!!» En el momento en que leí ese mensaje comprendí que Dios se maneja de forma sobrenatural, a través de pequeños grandes milagros como estos… Y en otra ocasión, yendo con mi esposa a tener el estudio bíblico en Ypetimí un miércoles de tarde, le comentaba sobre mi desánimo y frustración, y en medio de los campos de canola y maiz, recibo otro llamado, esta vez, del pastor Heriberto Ayala, de Filadelfia, Chaco Paraguayo. «Sólo llamaba para animarte en el Señor y desearte bendiciones en tu trabajo» fueron sus palabras. Palabras simples y sencillas, pero para mí y mi esposa, de gran contenido espiritual y emocional.
En medio de toda esta voraginé, todo comienza a tener sentido. Uno de los líderes plantea a LETRA la idea de estudios bíblicos serios y profundos sobre la vida cristiana: «No sabemos lo que es el ayuno, no entendemos qué es una vigilia, qué es el diezmo…no lo sabemos…» Esta afirmación tuvo y tiene mucho contenido para nosotros. Lo entendimos no como que los misioneros que estuvieron con ellos por más de 40 años no les hubieran enseñado detalladamente acerca de todo esto, sino que leímos en estas palabras mucho más. Comprendimos que esta situación difícil les había hecho recapacitar sobre su fe y recién ahora estaban conscientes de que realmente necesitan una comprensión cabal de cómo luchar contra las fuerzas del mal, encontrando las pistas en el ayuno y la vigilia, pero sin saber cómo usar esas armas, si es que realmente lo son en sí mismas. Por otro lado, luego de estos siete años, creo que personalmente llegué a una situación donde tengo un dominio aceptable de la lengua y cultura achés, lo que me permite predicar mensajes completos en esa lengua con ilustraciones prácticas, sencillas y cotidianas para ellos.
Estudios bíblicos
Comenzamos enseñando los principios básicos de guerra espiritual. Iniciamos en la guerra que Lucifer supuestamente quiso tener con Dios, en la que Dios lo expulsó del cielo. No contento con esto, Lucifer engañó a la mujer, entrando allí el pecado y la muerte en la tierra. Luego seguimos con la lucha en la tierra: Jesús batalló contra el pecado y la muerte, a los que venció poderosamente en la cruz y en la resurrección. Y ahora el tercer nivel de guerra espiritual se da en la mente del creyente: allí es donde se decide si uno va a escuchar y obedecer la voz de Dios o las otras voces que nos rodean: el mundo, la carne y Satanás. Es notable cómo la gente, independientemente de su cultura o religión, le endilga la culpa de sus irresponsabilidades a otra persona, ser u ente. Nadie, por ejemplo, le diría a su líder espiritual: «No ayudé al prójimo porque tuve pereza de salir de mi casa…», o «el domingo no asistí a mi clase bíblica porque me quedé navegando en internet cómodamente en mi cama…» Las respuestas típicas son: Entre los achés «Andjawe chope pychyma;» entre los paraguayos «Aña che joko»; y entre los de habla española: «Fue Satanás que de nuevo me venció.» Por ello estamos haciendo énfasis en el dominio propio y en la responsabilidad personal.
El siguiente estudio repitió los mismos conceptos, nada más que ahondando en la lucha espiritual con la que nos enfrentamos diariamente con el mundo, la carne y Satanás. Y en el tercero añadimos más versículos para reforzar y dar ejemplos de las distintas luchas con las que nos topamos dentro de nuestra propia cultura. Para el cuarto estudio, comenzamos a estudiar las distintas posturas o creencias: Teísmo, Panteísmo, y Naturalismo o ateísmo práctico. Estas lecciones las repito en Ypetimí, nada más que allí el estilo debe ser tipo pentecostal/renovado, ya que desde hace varios años los acompaña la denominación Gedeones Misioneros, una organización brasilera que los contiene, los discipula y adoctrina en los caminos del Señor.
Conclusión
Creo que todo lo vivido ha sido para bien. Nadie salió lastimado de consideración, salvo los animalitos que sacrificaron… Resultó para bien de las comunidades porque casi el 100% de sus miembros ahora están participando de las reuniones de iglesia. Gente que no veía asistir al templo durante años ahora están regresando muy animados, con hambre de seguir en los caminos de Dios.
Resultó para bien de los jóvenes, pues ahora están siendo animados a compartir sus experiencias de liberación en las otras comunidades, y hoy en día abarrotan el pequeño templo de Puerto Barra y el espacioso lugar de reunión de Ypetimí. Y por supuesto, resultó en nuevos desafíos y ánimo para los misioneros que trabajamos con ellos, porque estamos comenzando a ver un hambre real de la Palabra, una búsqueda casi desesperada del poder de Dios que vence temores y especialmente la influencia del enemigo. Y aquí la coincidencia divina: todo esto surge cuando ya estamos insertos en el paisaje de los nativos, con casi todo el Nuevo Testamento traducido en su lengua, y con un dominio intermedio de la lengua y la cultura, y con fuerzas renovadas para ver lo que Dios seguirá haciendo en medio del pueblo donde El nos llamó!