Cristina, un sueño hecho realidad
- Víctor Gómez
- Ago, 25, 2009
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Conocí a Cristina en el 1989, cuando estaba a punto de terminar mi tiempo de seminario y ella entraba en su primer año. A fines de ese año nos pusimos de novios; noviamos todo el 90. Ese año comprendí que los sueños de encontrar la mujer ideal se habían cumplido en ella. En febrero del 91 nos casamos. Al día siguiente de la boda viajamos al Paraguay para radicarnos y trabajar como pastores y docentes de teología. Cristina llenó mi vida de felicidad, y yo aún estoy en camino de hacerlo con ella…
Luego de la luna de miel de una semana en una casa de fin de semana que nos consiguiera un amigo, comenzamos a pastorear la Primera Iglesia Bautista de Fernando de la Mora. Estuvimos allí por tres años, y a principios del segundo nació nuestra primer hija: Rocío.
En el 94 volvimos a Bs. As. para realizar estudios de postgrado en el Seminario Bautista. Estuvimos allí dos años en el pabellón de casados, donde en el mes de julio llegó nuestra segunda hija: Jazmín. Luego, al ser invitado a ser decano académico de un seminario en San Fernando, nos mudamos allí los siguientes dos años, luego de lo cual volvimos al Paraguay para seguir aquí nuestro ministerio.
Docencia teológica, escribir libros y pastorear fueron nuestras ocupaciones, hasta que vino el llamado a dejarlo todo e instalarnos en el interior del Paraguay para trabajar con proyectos de traducción bíblica con pueblos originarios.
Hasta aquí Cristina y yo trabajamos en forma separada: ella enseñando matemática y escribiendo libros sobre el tema, y yo enseñando en seminarios y trabajando en tareas pastorales. Pero a partir del 2005 trabajamos juntos: yo en coordinación de traducciones bíblicas, en traducción al aché y estudios bíblicos en las comunidades, promoción y proyectos sociales con comunidades nativas, y ella en administración general: hospedaje en la sede, finanzas, enseñanza de matemáticas en dos comunidades aché, y proyectos de alfabetización y escritura de relatos.
Cristina fue y es una persona de gran equilibrio y constancia. No digo que sea previsible, sino que tiene una línea de comportamiento y actitudes que la hacen muy confiable y segura. Su don especial es el orden, manteniendo todo lo que está bajo su responsabilidad con pulcritud y prolijidad. En el ámbito de las finanzas de LETRA, mantiene los libros, el archivo de boletas, facturas y recibos de dinero al detalle. LETRA no maneja al momento un gran capital de ingresos, pero estamos preparados para administrar los cuatro proyectos que si Dios lo permite estarán funcionando a pleno a fines del año próximo.
Cristina tiene una sensibilidad muy especial. Se crió rodeada de mucho cariño, socialización y amistades. Estas amistades las conserva hasta hoy, dedicando tiempo y esfuerzo para que el paso del tiempo y la distancia no logren borrar. Se dice que toda mujer es sensible por naturaleza, pero Cristina lo es en un grado bastante elevado. El grave problema es que el hombre es bastante insensible (por supuesto me incluyo totalmente aquí). Pero mis vivencias con Cristina, y luego con Jazmín y Rocío me hicieron apreciar el lado romántico y sensible de la vida.