El chancho silvestre y el estudio bíblico
- Víctor Gómez
- Ago, 24, 2009
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Desde hace un tiempo estoy dirigiendo un estudio bíblico utilizando los evangelios traducidos al aché con los líderes de las comunidades de Ypetimí y Puerto Barra. Últimamente estoy dividiendo la actividad en dos bloques: leer el texto de los evangelios y explicarlo brevemente, y luego traducir canciones del español o guaraní al aché con los líderes. Más tarde lo vuelco a una presentación powerpoint con paisajes y escenas propias de las comunidades con las que trabajamos, y en los cultos dominicales los cantamos para delicia de los asistentes.
Una noche en Puerto Barra, estábamos en medio del estudio bíblico y un adolescente entra al templo donde nos encontrábamos cerca de 15 líderes de la comunidad, entre pastores, diáconos, caciques y administradores. Chachu wẽma! Chachu wẽma! era el mensaje. Un cerdo silvestre había roto la cerca de su corral y había salido a correr por la comunidad. La peligrosidad del chachú no es tanta, pero igualmente puede dañar a los niños o a algún adulto descuidado. Inmediatamente uno de los presentes cerró la puerta de entrada al templo a fin de impedir que en un descuido el animal entrara al recinto.
Al terminar el estudio, algunos de ellos me acompañaron a la camioneta a fin de no ser sorprendido por el fugitivo animal.
El chachu trajo a mi mente distintos pensamientos. En primer lugar, difícilmente un animal silvestre entraría al templo bautista de Lambaré donde colaboraba como pastor, ni mucho menos en las aulas de los seminarios menonitas y bautista donde enseñaba teología. Comprendí que este era un ambiente muy original y con facetas desconocidas para el habitante citadino. En segundo lugar, inevitablemente vino a mi mente el pasaje de 1a Pedro 5:8 «porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.» Si bien el chachu no iba a devorar a nadie, las personas que se encontraban fuera corrían cierto peligro de ser lastimados por un eventual choque o mordedura del jabalí, como se conoce en lengua española. Pensé en que los líderes aché están muy preocupados por el futuro de los jóvenes nativos, muy expuestos a las ciudades, y por ende, a los vicios que como leones rugientes, pueden llegar a devorar las estructuras profundas de las en un tiempo muy sólidas comunidades aché. El estudio serio y constante de la Palabra es la puerta cerrada que impide la acometida del animal silvestre. Cuanto más cabida halla la Palabra en un corazón, tanto más fuerte las defensas contra los leones rugientes.